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Se definen como aquel dolor muscular que aparece en las inmediatas 24-48h desde la realización de un ejercicio intenso y/o prolongado, y que afectan al aparato muscolotendinoso. En realidad son pequeñas lesiones a escala microscópica que se realizan en la fibra muscular. Estas lesiones desbordan la sustancia de la célula del tejido muscular provocando la inflamación y reteniendo agua, cosa que crea una distensión de las fibras nerviosas traduciéndose en dolor. Este proceso tarda de 20 a 30 horas. Hasta las 78h después del esfuerzo evoluciona el dolor, para a partir de entonces disminuir hasta 7 días después. Si nos movemos haciendo más ejercicio con las partes afectadas, el agua retenida se moviliza de manera que desaparece el dolor. Para prevenirlas, es falso que el consumo de bicarbonato las haga desaparecer. Pero en cambio, si es cierto que la correcta adaptación al entrenamiento/nuevo ejercicio, es fundamental, con el incremento paulatino de esfuerzos y/o distancias. En el caso de la musculación, el mejor tratamiento es la repetición a menor intensidad de los ejercicios. Por ultimo, la aplicación de hielo durante 10-20 minutos, o de algún analgésico pueden aliviar los síntomas. Otro de los grandes peligros de los atletas. Cuando te cansas fácilmente, estás pasado de pulsaciones en esfuerzos suaves, tienes cierta palidez en el rostro y tienes la sensación de encontrarte sin aliento, comienza a pensar en una anemia. Pero para confirmar este extremo se habrá de recurrir a conocer los niveles de hemoglobina, ya que estos nos indicaran si han disminuido las concentraciones de hierro y los glóbulos rojos son menos y mas pequeños. Las causas que la provocan pueden ser múltiples: déficit de hierro, carencias nutricionales de las comidas rápidas, menstruación abundante en las mujeres, excesivo desgaste en atletas de fondo, mala capacidad de absorción de minerales y carencias de ácido fólico u otros minerales o vitaminas. Para evitar la anemia, aparte de la máxima de comer equilibradamente y bien, se ha de aumentar en nuestra dieta la ingesta de cereales integrales, remolacha roja, levadura de cerveza en ensaladas, yogurt y zumos. También es conocido por su poder antianémico el polen de abejas. En el caso de ya padecer una anemia, obligatoriamente se ha de suplementar con hierro. Atención aquí todos los que seáis deportistas (sobretodo de fondo) ya que vuestras necesidades difieren de las de una persona normal de forma considerable y deberán ser indicadas por vuestro medico. Algunos productos producen nauseas, sobrecargas digestivas, molestias hepáticas y daños en la flora intestinal. A los mas conocidos: Fero-Gradumet, Ferrocur o Cromatombic Ferro, se une el Ferronat que es un concentrado de frutas y levadura enriquecida con hierro. El Ferrogran tiene el hierro asociado a aminoácidos para su mejor absorción. Básicamente hay dos tipos de anemias que padecen los deportistas:
Su aparición acostumbra a se repentina y se denota con múltiples deposiciones liquidas, malestar general y hasta fiebre. Puede ser provocada por diferentes agentes. Durante su aparición es aconsejable el reposo en cama y la supresión de la leche en la dieta que será exclusivamente de líquidos en las primeras 24 horas. Una de las consecuencias mas frecuentes, es la perdida de electrolitos y líquidos del cuerpo con la consiguiente deshidratación. Por eso es vital la ingesta de líquidos para la rehidratación, así como glucosa que favorece la reabsorción de estos líquidos y los electrolitos. Si la situación es grave se habrá de recurrir al suero. Una formula sencilla de preparar Suero en casa para aplicar por vía oral es: o 1 litro de agua. o 1 cucharilla de sal. o 1 cucharilla de bicarbonato. o 4 cucharas soperas de azúcar. Con la realización de deporte de forma asidua (en corredores se calcula alrededor de 60 Km a la semana ) el cuerpo humano segrega endorfinas, la hormona del bienestar. Esto repercute en que hasta un 10% de los practicantes habituales de deporte, y no digamos ya de los profesionales, necesitan su ración diaria de entreno para encontrarse bien. Básicamente hay 4 síntomas claros:
Normalmente las roturas fibrilares ocurren cuando la demanda sobre un músculo excede su fuerza innata, por ejemplo en paradas bruscas, en deceleraciones, aceleraciones rápidas o la combinación de deceleración y aceleración al girar, saltar etc... Cuando la rotura no supera el 5% de las fibras musculares, no existe una gran perdida de fuerza o limitación del movimiento, pero si que habrá un dolor alrededor del área de lesión con cierto mal estar. Con un desgarro mayor del 5% de las fibras, aumenta bastante el dolor al intentar contraer el músculo. Con la rotura total existe impotencia funcional. El corredor cuando sufre una rotura parcial o total lo percibe, pero a veces si es una rotura fibrilar leve sigue con la actividad pudiendo agravar la lesión. Normalmente se siente un dolor punzante y localizado que tiene que ser señal de alarma debiendo parar la actividad. Cuando la rotura es grave se suele oír un chasquido característico de rotura muscular. Si palpamos la zona afectada, muchas veces se percibe un defecto en el músculo (rotura parcial). En el músculo totalmente roto se ve la lesión en todo el vientre muscular y normalmente se produce una "agrupación" formando una masa muscular dura y visible. En la mayoría de los casos suele percibirse un hematoma como consecuencia de la hemorragia interna muscular. Una rotura fibrilar suele tardar unas tres semanas en curarse siempre y cuando la zona afectada no haga sobre esfuerzos. Cuando la rotura es muy grave es necesaria la intervención quirúrgica. Siempre que suframos algún tipo de rotura fibrilar, debemos ser evaluados lo antes posible por un médico para diagnosticar la gravedad de la lesión y llevar a cabo el tratamiento oportuno. Los tendones, igual que los músculos, también pueden sufrir roturas. Los músculos están unidos a los huesos mediante los tendones, a través de los cuales se comunican los efectos de las contracciones musculares provocando el movimiento de un segmento corporal. Una rotura tendinosa se produce por un exceso de tensión sobre el tendón, pudiendo ser esta total o parcial. En un corredor el tendón que se afecta con mayor frecuencia es el Tendón de Aquiles que une los gemelos al calcáneo (talón). Rotura parcial: sólo se rompe una parte del tendón, y en muchos casos el afectado no se da cuenta de la rotura si no que cree que sufre una inflamación. El corredor suele notar un dolor de inicio súbito en la realización de un movimiento determinado. Con la actividad física el dolor aumenta en el área lesionada y al movilizar contra resistencia las articulaciones adyacentes. Se puede producir una tumefacción con hematoma. Rotura total: este tipo de rotura se produce normalmente si el tendón ya esta dañado o sufre algún tipo de degeneración. Normalmente se nota un chasquido seguido de dolor intenso, es imposible el movimiento activo y se produce un a equimosis y tumefacción debidas a la hemorragia. La rotura parcial hay que tratarla inmediatamente con hielo, vendaje, elevación del miembro afectado y reposo. Consultar lo antes posible con un médico para confirmar el diagnóstico y pautar un tratamiento adecuado. La rotura total necesita intervención quirúrgica. Es muy importante el tratamiento de recuperación para poder volver a la actividad física sin problemas. Cualquier tipo de rotura fibrilar, muscular o tendinosa puede desencadenar, si su tratamiento y recuperación sufren complicaciones o no son correctos, en lesiones crónicas (cicatrices fibrosas, miositis osificante, etc...) que pueden llegar a ser un serio obstáculo para la actividad física. Los tendones también pueden lesionarse por un abuso de actividad sin llegar a su rotura. Estas lesiones tendinosas, junto con las musculares no patológicas son las que más afectan a corredores amateurs y, es muy importante saber reconocerlas prematuramente para poder actuar lo más rápidamente posible y evitar su cronificación. La Tendinitis es la reacción inflamatoria de un tendón debida a movimientos repetitivos o por una irritación mecánica persistente. Cuando la afectación es en la vaina que rodea al tendón es Tenosinobitis o peritendinitis. Cuando la lesión es en el punto de inserción del tendón con el periostio (capa más externa del hueso) se denomina Entesitis. La tendinitis y tenosinivitis producen dolor y crepitación ocasional durante y después del ejercicio. Esta lesión suele cronificarse desapareciendo el dolor durante el calentamiento. La funcionalidad se ve alterada por el dolor. Como tratamiento se debería aplicar frío durante la fase aguda, y hacer reposo de la zona hasta que desaparezca el dolor. Si este persiste hay que consultar con un médico para hacer un correcto diagnóstico y descartar posibles roturas parciales del tendón. El tratamiento de fisioterapia es muy importante para desinflamar el tendón. Está lesión es muy difícil de tratar y si el reposo no es inmediato puede cronificarse, acabando en muchos casos con la actividad deportiva. La afectación más común en los corredores suele ser en el tendón de Aquiles y Rotuliano Como prevención el corredor debería llevar a cabo un buen calentamiento completo antes de cada carrera con un refresco posterior y estiramientos suaves. Hay que vigilar también el utilizar un calzado correcto que amortigüe el impacto contra el suelo. Es fundamental el tener una buena condición física y un buen entrenamiento regular. La entesitis tiene las mismas características que la tendinitis pero localizadas en el punto de inserción del tendón con el hueso. Provoca una ligera tumefacción y un cierto grado de afectación en la función. Está causada por la tensión repetida en la inserción y el periostio. Afecta también al tendón rotuliano y tendón de Aquiles en la inserción con el calcáneo. También suele afectar a la inserción de la fascia plantar con el calcáneo (fascitis plantar). El tratamiento agudo es el mismo que la tendinitis, y para prevenirlo es necesario corregir las técnicas de entrenamiento, un calzado adecuado y una buen condición física. La periostitis de la pierna es una lesión muy típica en corredores. Las causas más comunes suelen ser. Entrenamientos en superficies duras, mal apoyo del pie ( sobre las puntas, lateral, etc...), calzado incorrecto, pies cabos etc... Hay que sospecharla si se siente un dolor en la parte interna de la espinilla durante la actividad que va en aumento con esta. También si se siente dolor y tumefacción en el borde anterior interno de la espinilla. Cuando aparece lo más importante es el reposo y un tratamiento antiinflamatorio (muy importante fisioterapia). Si La sintomatología persiste es conveniente visitar a un médico para descartar posibles lesiones óseas como pueden ser las fracturas por estrés. Para prevenir la periostitis es importante una buena condición física, estar adaptado al terreno sobre el que se va a correr, y si no es así, ajustarnos a este de manera gradual con entrenamientos regulares, utilizar un buen calzado y detectar posibles anomalías en el apoyo del pie para corregirlas. En estas páginas hemos hecho un repaso de las lesiones más comunes a nivel muscular y tendinoso que pueden sufrir los corredores. El abordaje de estas ha sido muy general, por eso en entregas posteriores iremos concretando, tanto en tipos de lesiones como en las zonas de afectación más común de cada una de ellas. Sergio
Sena Torrelles
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